con esta entrevista a Esther Lorenzo, feminista española que desde hace años trabaja en proyectos de desarrollo enfocados al empoderamiento de las mujeres y las niñas.
Esther, explícanos ¿cuál es tu bagaje profesional en el ámbito de la violencia contra las mujeres?
Desde hace unos 10 años que estoy participando en diversas iniciativas de desarrollo en países de América Latina, proyectos cuyo objetivo principal es promover los derechos de las mujeres y la igualdad de género. Una de las áreas que principalmente se trabaja es la violencia que sufren las mujeres y las niñas, ya que es reconocido a nivel global, que la violencia contra las mujeres es una violación de los derechos humanos, un problema de salud pública y un obstáculos para el desarrollo de los países. Por ejemplo, según la Organización Mundial de la Salud – OMS, 2 de cada 3 mujeres han sufrido violencia en algún momento de su vida, siendo un fenómeno tan grave como el cáncer y que causa más problemas de salud que los accidentes de tránsito.
¿Cuáles son las causas por las que los hombres maltratan a las mujeres?
Hay quien defiende que es un problema multicausal, que son varias las causas que están presentes en la violencia contra las mujeres. Desde mi punto de vista, únicamente hay una causa que es el machismo. Vivimos en una sociedad patriarcal, donde imperan unas relaciones de poder entre mujeres y hombres, en donde el hombre se cree “con el derecho” sobre el control y la vida de las mujeres.
Los hombres que agreden a sus parejas, no son personas con problemas de agresividad en general, no agreden a sus compañeros de trabajo, no van “pegando” a la gente por la calle. Maltratan a su pareja (mujeres) y en su casa. Como muchas veces hemos oído, “el machismo mata”.
¿Qué es el ciclo de la violencia?
A nivel internacional, son muchos los estudios que se han realizado en este ámbito. Se constata que existe un ciclo de la violencia contra las mujeres, es una secuencia repetitiva en donde las mujeres se vuelven cada vez más vulnerables, mermando su autoestima y capacidad de autodefensa. Es en este sentido, que si no tienes el apoyo necesario externo para salir del ciclo de la violencia, es complejo romper con la situación.
Se describen tres fases en el ciclo: Una primera fase de “Acumulación de la tensión” en donde se van produciendo conflictos en la pareja, donde está más presente la violencia verbal y psicológica. La agresividad se va haciendo cada vez más manifiesta, con agresiones físicas, cambios de ánimo y la mujer intenta por varios mecanismos minimizar la situación, justificar lo que está ocurriendo, minimizar el enfado, calmar a la pareja, no realizar aquello que le molesta, con la creencia de que la culpa recae sobre ella por no evitar el conflicto.
A esto le continúa la segunda fase de “Explosión de la violencia o de agresión”, que se caracteriza por la pérdida total de control y la presencia de malos tratos psicológicos, físicos (agresiones) y en muchos casos, también sexuales. En esta fase las mujeres siente miedo, temor y han perdida la capacidad de reaccionar y se niegan lo que está ocurriendo.
Finalmente está la fase conocida como “luna de miel” en donde el maltratador se “arrepiente” de la agresión cometida, pide perdón, que nunca más lo va a realizar, se comporta amable y cariñoso. Incluso llega a convencer a la mujer que ha sido por causa de una actitud que ella ha provocado y cree que ya ha aprendido la lección. La mujer siente confusión, miedo, lástima, vergüenza y esperanza de que se va a producir un cambio y que no va a volver a suceder.
Este ciclo se repite una vez por año, una vez cada x número de meses, cada mes … y la violencia va en aumento. Termina cuando la mujer decide poner fin a la situación separándose del agresor, en algunos casos denunciando o por desgracia, el ciclo termina cuando él la mata.
¿Consideras que existe todavía un cierto poso cultural que justifica la violencia dentro de la pareja? ¿o crees que la sociedad está tomando conciencia progresivamente de este problema social?
Creo que actualmente todavía conviven las dos posiciones, quien todavía piensa que la violencia que sufren las mujeres es un tema de privado de la pareja, pero al mismo tiempo, gracias a las organizaciones feministas se ha conseguido posicionar en la opinión pública que la violencia contra las mujeres es un problema de la sociedad, una pandemia que mata a muchas mujeres y que por lo tanto, los gobiernos deben actuar.
Es evidente que se está tomando conciencia de la situación, hoy en día contamos con leyes integrales de violencia contra las mujeres, recopilamos y sistematizamos datos estadísticos, se realizan campañas de sensibilización, han aumentado las denuncias, se ponen en marcha procesos formativos para el personal del sistema de justicia y de seguridad… se han puesto en marcha diversas líneas de acción pero es necesario hacer más. La violencia continúa y a las mujeres las siguen matando.
¿Por qué no denuncian más mujeres?
Salir del ciclo de la violencia no es tan fácil como pensamos. A lo largo de todo el proceso las mujeres pierden la autoestima, tienen miedo por su vida (y la de sus hijas e hijos), sufren ansiedad, el maltratador llega a convencerlas de que ellas provocan esa situación.
Cuando las mujeres acuden a la justicia, en general lo hacen en busca de una estrategia para que cese la violencia, no tanto en la búsqueda de que el maltratador vaya a la cárcel. Si una persona lo ve desde fuera, claro que pensamos que debe cumplir una “pena” por sus actos pero las víctimas están buscando que termine la violencia.
También es importante romper con los mitos que rodea a la violencia contra las mujeres como que a ellas “les gusta” que las maltraten porque no terminan con la situación de agresión o que han hecho algo para “merecerlo”. Hay que entender que existen diversos factores sociales, económicos, emocionales y culturales que no les permiten salir de la situación, sentimientos de culpa, miedo, vergüenza, les impiden pedir ayuda.
¿Cuáles son algunas de las estrategias para enfrentar las situaciones de violencia que sufren las mujeres?
Hace poco leí una entrevista que le realizaron a Ana Carcedo, feminista española erradicada en Costa Rica en la que comentaba que 1 de cada 3 mujeres que participa en programas de autoayuda, sale de la violencia. Es fundamental tener apoyo externo, redes familiares, comunitarias que te brinden el apoyo necesario, emocional y psicológico, para poner fin a la violencia. Complementario a esto, están los procesos de denuncia, los programas de apoyo económico o de empleo que contribuyen a salir de la situación.
¿Existe violencia contra las mujeres jóvenes? Es decir, ¿en el noviazgo de adolescentes?
Sí existe. Otro de los mitos que hoy en día está presente es que las relaciones entre mujeres y hombres adolescentes ahora son más igualitarias. Está constatando que hay altos índices de violencia en el noviazgo adaptado a los tiempos, el control del móvil, las redes sociales, no te vista de esta manera, no sea amiga de … se manifiesta de múltiples maneras.
Un asunto que es alarmante son los embarazos de niñas de entre 10 y 15 años, que aunque no se visibiliza es el resultado de agresiones sexuales, violencia sexual que en la mayoría de los casos es por alguien cercano a la niña (padres, pareja actual de la madre, familiares o vecinos). Es necesario también denunciar y visibilizar la violencia que sufren las mujeres y las niñas en el ámbito público, el acoso callejero, la violencia sexual, la violencia en el ámbito del trabajo y en las escuelas, en los medios de transportes públicos y que está presente en nuestra vida cotidiana.